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LA PINTURA ALEMANA

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influencia miniaturista como en los grandes cuadros
representativos destinados a altares.
Además de su obra más famosa, considerada indis-
cutiblemente auténtica, por desgracia recortada en los
extremos, la Madona de las Rosas (lám. XXV), que
se conserva en el Museo de Colmar, citaremos, como pin-
turas características de este maestro, la Sagrada Familia,
en la Galería de Viena, y el Nacimiento de Cristo, antes
en el Museo de Sigmaringen, hoy en el de Francfort. El
Museo de Colmar contiene una serie de tablas de altar
que proceden del taller de Schongauer. Cuadros de pe-
queño formato, ejecutados tal vez por un discípulo del
artista, guardan las Galerías de Munich, Leipzig y Berlín.
Suabia
En el corazón de Suabia, en la ciudad de Ulm (1), se
produjo en este siglo un amplio avance artístico con un
vigor como ya nunca más ha podido repetirse en esta
comarca, en la que siempre se rindió homenaje a un estilo
señaladamente conservador y contemplativo. Un artista
originario de la región lacustre suabia, que, más que
nada, era escultor, pero que también debió encontrarse
al frente de un gran taller de pintura, HansMultscher (2),
cuya existencia en Ulm es conocida desde 1427, es el
maestro a quien corresponde la gloria de haber pintado
un par de alas de altar (datadas de 1437) que se conserva
en el Kaiser Friedrich-Museum de Berlín, con escenas de
la vida de María y de la Pasión (lám. XXII). Con razón,
Glaser encuentra plástico el estilo de estas tablas, no sólo
en lo general, sino que lo compara, acertadamente, con el
alto relieve, y hace observar que el espacio existe para
el artista en tanto que lo llena de figuras. Un natura-
lismo nuevo, pesado, casi campesino, predomina en estas
(1) J. Baum, Ulmer Kunst. Stuttgart, 1911.
(2) F. E. Stadler, Hans Multscher and seine Werkstatt.
Estrasburgo, 1907.
 
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