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AUGUSTO L. MAYER
con las westfalianas, que se nota también en épocas
posteriores ; así, por ejemplo, en las escenas del Anti-
guo Testamento, de la iglesia de Frankenberg, cerca
de Goslar. La iglesia de Neuwerk, de esta última ciu-
dad, es de singular importancia por la rica pintura
que existe en el coro. La pintura románica de la cate-
dral de Brunschwig ha sido restaurada modernamente
de un modo lamentable; a pesar de ello, todavía puede
reconocerse la impresión que producía el primitivo
aspecto. La gloria más grande corresponde, con razón, a
la cubierta de la iglesia de San Miguel de Hildesheim,
la cual no es probable que haya sido pintada antes de
fines del siglo xu. Aquí se inicia ya el estilo anguloso
románico de la última época. El dibujo bosquejado en
estuco del claustro de la catedral de Magdeburg, con las
figuras del emperador Otón y sus dos esposas, situadas
en un decorativo encuadramiento, recuerda un poco las
tapicerías románicas que, por sus composiciones, son
del más alto interés para la historia de la Pintura ; por
ejemplo, el tapiz de la iglesia del castillo de Quedlin-
burg, en el que se representan los desposorios de Mer-
curio con la Filología, y el llamado tapiz de Carlomagno,
que conserva la catedral de Halberstadt.
Las alas del altar procedentes de la antigua iglesia
de San Juan, de Worms, actualmente en el Paulus-
Museum de dicha ciudad, pintadas después de 1260,
poseen un gran interés, por ser no sólo las tablas más
antiguas que nos han llegado del Rhin medio, sino las
más antiguas que se conocen como correspondientes a
un tríptico. Si la pieza central del altar fué o no un
relieve, es cosa que no pasa de conjetura. Por su estilo
anguloso-románico de la última época, recuerdan el
retablo de Nuestra Señora de la Pradera, de Soest.
Como es natural, también nos ofrece material abun-
dante la pintura en vidrio, arte que floreció en Alema-
nia, ya en el siglo xi. Como pintor de esta especialidad.
AUGUSTO L. MAYER
con las westfalianas, que se nota también en épocas
posteriores ; así, por ejemplo, en las escenas del Anti-
guo Testamento, de la iglesia de Frankenberg, cerca
de Goslar. La iglesia de Neuwerk, de esta última ciu-
dad, es de singular importancia por la rica pintura
que existe en el coro. La pintura románica de la cate-
dral de Brunschwig ha sido restaurada modernamente
de un modo lamentable; a pesar de ello, todavía puede
reconocerse la impresión que producía el primitivo
aspecto. La gloria más grande corresponde, con razón, a
la cubierta de la iglesia de San Miguel de Hildesheim,
la cual no es probable que haya sido pintada antes de
fines del siglo xu. Aquí se inicia ya el estilo anguloso
románico de la última época. El dibujo bosquejado en
estuco del claustro de la catedral de Magdeburg, con las
figuras del emperador Otón y sus dos esposas, situadas
en un decorativo encuadramiento, recuerda un poco las
tapicerías románicas que, por sus composiciones, son
del más alto interés para la historia de la Pintura ; por
ejemplo, el tapiz de la iglesia del castillo de Quedlin-
burg, en el que se representan los desposorios de Mer-
curio con la Filología, y el llamado tapiz de Carlomagno,
que conserva la catedral de Halberstadt.
Las alas del altar procedentes de la antigua iglesia
de San Juan, de Worms, actualmente en el Paulus-
Museum de dicha ciudad, pintadas después de 1260,
poseen un gran interés, por ser no sólo las tablas más
antiguas que nos han llegado del Rhin medio, sino las
más antiguas que se conocen como correspondientes a
un tríptico. Si la pieza central del altar fué o no un
relieve, es cosa que no pasa de conjetura. Por su estilo
anguloso-románico de la última época, recuerdan el
retablo de Nuestra Señora de la Pradera, de Soest.
Como es natural, también nos ofrece material abun-
dante la pintura en vidrio, arte que floreció en Alema-
nia, ya en el siglo xi. Como pintor de esta especialidad.