no
ACHILLE PELLIZZARI
escuelas italianas, me determinò anadirlos para que no
saliese incompleta la obra. Quando la comencé el ano de
1822, no crei poder acabarla, desconfiado de mi avanzada
edad, y de la falta de tranqnilidad en que estaba el espi-
ritu en medio de las turbulencias que afligian à Espafia.
Por esto procure abrevi ari a, refiriendo las cosas màs no-
tables de este arte, y los extractos de las vidas de sus prin-
cipales profesores, en cada reyno, provincia y escuela.
Ocupé en esto cuatro aflos, y hallàndome ahora con salud,
antique con la pesada, pesadisima carga de setenta y siete de
edad, quiero volver à tratai de las Escuelas de Italia, y de
sus artistas omitidos: pues siendo ellos, corno es preciso
con tesar, los que mas trabajaron por sostener la Pintura en
el esplendor que le dieron sus anteriores paisanos, es in-
dispensable liacer estss nuevas adiceiones, para que la
obra salga mas completa. Y tambien para hacer ver que
estos mismos italianos, lejos de sostener està noble profc-
sion en fines del siglo xvn y principios del xvm, l'ueron
los que la abatieron cun su moquinar olvidando las reglas
y preceptos que dexaron en sus adinirables obras los
maestros del xvi y del principio del XVII.
l'ara clasificarlos seguire el mismo sistema de las Escuelas,
que adoptó en los tomos anteriores. A saber de la Fioren-
tina, de la Romana, de la Veneciana y en seguida de las
Boloncsa, Napolitana y Genovesa. El desorden indispen-
sable que se notarà en la cronologia, y la repeticion de
unos mismos artistas, repartidos a veces en los tomos I, li
y Vili podrà compensarlos el curioso y aficionado Lector,
con los catalogos de los mismos profesores, que estan al
fin de cada uno de los dichos tres tomos, y de este IX.1
1 T. IX, pp. 1 e seg.
ACHILLE PELLIZZARI
escuelas italianas, me determinò anadirlos para que no
saliese incompleta la obra. Quando la comencé el ano de
1822, no crei poder acabarla, desconfiado de mi avanzada
edad, y de la falta de tranqnilidad en que estaba el espi-
ritu en medio de las turbulencias que afligian à Espafia.
Por esto procure abrevi ari a, refiriendo las cosas màs no-
tables de este arte, y los extractos de las vidas de sus prin-
cipales profesores, en cada reyno, provincia y escuela.
Ocupé en esto cuatro aflos, y hallàndome ahora con salud,
antique con la pesada, pesadisima carga de setenta y siete de
edad, quiero volver à tratai de las Escuelas de Italia, y de
sus artistas omitidos: pues siendo ellos, corno es preciso
con tesar, los que mas trabajaron por sostener la Pintura en
el esplendor que le dieron sus anteriores paisanos, es in-
dispensable liacer estss nuevas adiceiones, para que la
obra salga mas completa. Y tambien para hacer ver que
estos mismos italianos, lejos de sostener està noble profc-
sion en fines del siglo xvn y principios del xvm, l'ueron
los que la abatieron cun su moquinar olvidando las reglas
y preceptos que dexaron en sus adinirables obras los
maestros del xvi y del principio del XVII.
l'ara clasificarlos seguire el mismo sistema de las Escuelas,
que adoptó en los tomos anteriores. A saber de la Fioren-
tina, de la Romana, de la Veneciana y en seguida de las
Boloncsa, Napolitana y Genovesa. El desorden indispen-
sable que se notarà en la cronologia, y la repeticion de
unos mismos artistas, repartidos a veces en los tomos I, li
y Vili podrà compensarlos el curioso y aficionado Lector,
con los catalogos de los mismos profesores, que estan al
fin de cada uno de los dichos tres tomos, y de este IX.1
1 T. IX, pp. 1 e seg.