EL ARTE FLAMENCO EN VALLADOLID
Un grupo de antiguos discipulos de Mr. Hulin de Loo me
invita, honrando inmercidamente mi Arma, a que participe
en el homenaje que ofrece al profesor y eminente historiador
de Arte. Y yo que no me niego nunca a gozar de las satis-
facciones que producen los actos que tiendan a enaltecer
personalidades significadas en el trabajo, he aceptado gus-
toso la invitaciôn, aunque no sea mâs que por il grato
recuerdo que me dejô Mr. Hulin de Loo en una visita que
hizo a esta ciudad y a su Museo de Bellas Artes, donde
compartimos, como si fuéramos antiguos camaradas, y
cambiamos impresiones sobre pinturas flamencas en dicho
centro expuestas, de cuyas impresiones aprendi algo, pues si
tengo que recibir ensenanzas de todos, puede comprenderse
su grado mâximo cuando el mentor es de la calidad del
expertisimo historiador y competentisimo investigador a
quien se ofrece este homenaje.
No estân a tono en este caso, por destinos de la suerte y
circunstancias mias personales, es decir, no corresponden la
signiflcaciôn de mis estudios y lo que yo pudiera decir con
la personalidad relevante a quien va dirigido el homenaje;
pero el buen deseos suplirà ciertamente mi déficiente y
modesta aportaciôn en lo que este libro représenta, avalorada
unicamente aquella por los conceptos escuchados de labios
del maestro, que guardo como sabrosa lecciôn entre las mâs
estimadas.
Un grupo de antiguos discipulos de Mr. Hulin de Loo me
invita, honrando inmercidamente mi Arma, a que participe
en el homenaje que ofrece al profesor y eminente historiador
de Arte. Y yo que no me niego nunca a gozar de las satis-
facciones que producen los actos que tiendan a enaltecer
personalidades significadas en el trabajo, he aceptado gus-
toso la invitaciôn, aunque no sea mâs que por il grato
recuerdo que me dejô Mr. Hulin de Loo en una visita que
hizo a esta ciudad y a su Museo de Bellas Artes, donde
compartimos, como si fuéramos antiguos camaradas, y
cambiamos impresiones sobre pinturas flamencas en dicho
centro expuestas, de cuyas impresiones aprendi algo, pues si
tengo que recibir ensenanzas de todos, puede comprenderse
su grado mâximo cuando el mentor es de la calidad del
expertisimo historiador y competentisimo investigador a
quien se ofrece este homenaje.
No estân a tono en este caso, por destinos de la suerte y
circunstancias mias personales, es decir, no corresponden la
signiflcaciôn de mis estudios y lo que yo pudiera decir con
la personalidad relevante a quien va dirigido el homenaje;
pero el buen deseos suplirà ciertamente mi déficiente y
modesta aportaciôn en lo que este libro représenta, avalorada
unicamente aquella por los conceptos escuchados de labios
del maestro, que guardo como sabrosa lecciôn entre las mâs
estimadas.