MÉLANGES HULIN DE LOO
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Valladolid, o proceden de pintores de naturaleza artistica
flamenca, aunque algunos residieran en Gastilla, o son
traidas directamente de Amberes. Y por este medio llega al
monasterio de San Francisco de Yalladolid un lindo retablito
en forma de triptico, cuya parte central,ûnica conservada,
se guarda en el Museo de Bellas Artes (alto 2’72 ; anclio
2’30 métros).
En su conjunto fué una pieza de gran valia, cuyo historial
permanece completamente ignorado, hasta la fecha. Solo lie
podido anotar el dato de que la obra se recogiô en 1836 de
la capilla del Santo Gristo del mencionado convento, cuando
se llevô al embrionario Museo todo lo que se quiso llevar de
las extinguidas casas religiosas en 1835.
Dicha parte central, de talla, en madera de nogal sin pintar,
es una pieza admirable, y aun con las faltas de detalles
que tiene se vislumbra un hermoso conjunto, realzado con
uDa exquisita labor, minuciosa, pulcra, de gran fuerza, que
no es posible detallar ni describir sin ocupar muchas
paginas. La Lamina puede suplir, en parte, las palabras.
No lie llegado a tener noticia alguna de las portezuelas
que cerrasen el retablo, y que es indudable existieron, por
las senales de bisagras que conserva la madera; mas es de
suponer que corresponderian al centro, y serîan pintadas
por ambas caras y obras importantisimas que quizâ influyeran
en la marcha del arte indigena, que no podia recibir otras
ensenanzas mâs que dieran las obras vistas, y nuestros
artistas regnicolas se asimilaron al go, se flamenquizaron, no
sin cierta independencia, acomodândolo a su modo especial
de ver las cosas, por lo que son tan indefinidos en muchas
ocasiones.
Muchas pinturas sueltas se encuentran en Valladolid cali-
ficadas de pinturas flamencas; pero se ha exagerado la nota.
Francamente flamencas, traidas de Flandes o hechas por
pintores flamencos residentes en Castilla, no se cuentan
muchas. Las que mâs abundan son las hispano-flamencas,
algunas castellano-flamencas, lo que prueba, por lo menos,
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Valladolid, o proceden de pintores de naturaleza artistica
flamenca, aunque algunos residieran en Gastilla, o son
traidas directamente de Amberes. Y por este medio llega al
monasterio de San Francisco de Yalladolid un lindo retablito
en forma de triptico, cuya parte central,ûnica conservada,
se guarda en el Museo de Bellas Artes (alto 2’72 ; anclio
2’30 métros).
En su conjunto fué una pieza de gran valia, cuyo historial
permanece completamente ignorado, hasta la fecha. Solo lie
podido anotar el dato de que la obra se recogiô en 1836 de
la capilla del Santo Gristo del mencionado convento, cuando
se llevô al embrionario Museo todo lo que se quiso llevar de
las extinguidas casas religiosas en 1835.
Dicha parte central, de talla, en madera de nogal sin pintar,
es una pieza admirable, y aun con las faltas de detalles
que tiene se vislumbra un hermoso conjunto, realzado con
uDa exquisita labor, minuciosa, pulcra, de gran fuerza, que
no es posible detallar ni describir sin ocupar muchas
paginas. La Lamina puede suplir, en parte, las palabras.
No lie llegado a tener noticia alguna de las portezuelas
que cerrasen el retablo, y que es indudable existieron, por
las senales de bisagras que conserva la madera; mas es de
suponer que corresponderian al centro, y serîan pintadas
por ambas caras y obras importantisimas que quizâ influyeran
en la marcha del arte indigena, que no podia recibir otras
ensenanzas mâs que dieran las obras vistas, y nuestros
artistas regnicolas se asimilaron al go, se flamenquizaron, no
sin cierta independencia, acomodândolo a su modo especial
de ver las cosas, por lo que son tan indefinidos en muchas
ocasiones.
Muchas pinturas sueltas se encuentran en Valladolid cali-
ficadas de pinturas flamencas; pero se ha exagerado la nota.
Francamente flamencas, traidas de Flandes o hechas por
pintores flamencos residentes en Castilla, no se cuentan
muchas. Las que mâs abundan son las hispano-flamencas,
algunas castellano-flamencas, lo que prueba, por lo menos,